LAS CAMPAÑAS DE LA TERCERA ESFERA.
El Imperio Tau ha vivido un período de expansión sin precedentes, ya que el número de los enemigos que antes vigilaban las fronteras celosamente parece haberse reducido. Se desconoce el porqué, pero la Casta de la Tierra ha interceptado señales que hablan de que en una distante región del espacio está aconteciendo una gran guerra en la que están tomando parte muchos de los que, en otra situación, se opondrían a la expansión del imperio Tau. Aun'Va vio una gran oportunidad en esto y declaró que debería empezar la colonización de la Tercera Esfera. Esta decisión no se tomó a la ligera, ya que la lealtad de muchos de los integrantes de la Casta del Fuego estaba en entredicho, pues apoyaban al comandante renegado O'Shovah. Tras la escisión de O'Shovah del imperio Tau y a pesar de los intentos de los etéreos por evitarlo, sus actos han creado una especie de división entre los guerreros del fuego tau.
A medida que se desarrollaba la campaña, también se fue desarrollando el guerrero que Aun´Va (el más viejo y el más sabio de entre los integrantes de la casta de los Etéreos) había elegido como punta de lanza de la guerra, un guerrero del que estaba seguro que no seguiría los pasos de O'Shovah, ya que de seguirlos podían llevarlos al Mont'au (período en el que la raza tau estuvo a punto estuvo de extinguirse debido a una cruenta guerra civil). Este guerrero era la Comandante O'Shaserra, o como se le conoce también, Comandante Shadowsun.
Era una soldado que sabía que los guerreros del fuego necesitaban un héroe; un líder que ejemplificara toda la nobleza del Bien Supremo. O'Shaserra ya era una guerrera respetada y conocida, pues había obtenido su rango en los desiertos y junglas del Cúmulo K'resh, sector en el que la amenaza piel verde acabó por ser contenida. Contra los Tiránidos, dirigió una serie de devastadoras incursiones que desbarataron el mando enemigo y su estructura de control con tanto éxito que la armada tau fue capaz de destruir toda una flota incursora tiránida sin perder una sola nave.
Previamente al inicio de las campañas de la Tercera Esfera, O'Shaserra mandó establecer una comunicación a todo el imperio, ya que quería dirigirse a los guerreros del fuego. La Comandante O'Shaserra se dirigió a los soldados desde el estadio de batalla Mont'yr (lugar en el que O'Shovah acostumbraba a entrenarse) cubierta con su nueva y temible armadura y armada y equipada hasta los dientes. Era una escenario que emocionó los corazones guerreros de todos los que la vieron, pero O'Shaserra quería algo más que lucir su imponente presencia. Frente al estadio de batalla Mont'yr había una estatua de mármol de seis metros de altura que representaba al Comandante O'Shovah vestido con su Armadura Crisis y empuñando un rifle de plasma que apuntaba al cielo. Mientras todos los guerreros del imperio la observaban, O'Shaserra se giró y disparó con uno de sus sistemas de armas a la estatua, rompiéndose esta en mil pedazos.
Mientras el polvo de mármol se iba asentando, O'Shaserra empezó a hablar de las nuevas campañas, de los deberes de cada uno de los guerreros del fuego y del honor que alcanzarían si seguían la senda del Tau'va. Aunque muchos se soliviantaron por la destrucción de un lugar sagrado para los guerreros del fuego de Vior'la, nadie dudó del valor y la elocuencia de O'Shaserra después de aquello.
Era una soldado que sabía que los guerreros del fuego necesitaban un héroe; un líder que ejemplificara toda la nobleza del Bien Supremo. O'Shaserra ya era una guerrera respetada y conocida, pues había obtenido su rango en los desiertos y junglas del Cúmulo K'resh, sector en el que la amenaza piel verde acabó por ser contenida. Contra los Tiránidos, dirigió una serie de devastadoras incursiones que desbarataron el mando enemigo y su estructura de control con tanto éxito que la armada tau fue capaz de destruir toda una flota incursora tiránida sin perder una sola nave.
Previamente al inicio de las campañas de la Tercera Esfera, O'Shaserra mandó establecer una comunicación a todo el imperio, ya que quería dirigirse a los guerreros del fuego. La Comandante O'Shaserra se dirigió a los soldados desde el estadio de batalla Mont'yr (lugar en el que O'Shovah acostumbraba a entrenarse) cubierta con su nueva y temible armadura y armada y equipada hasta los dientes. Era una escenario que emocionó los corazones guerreros de todos los que la vieron, pero O'Shaserra quería algo más que lucir su imponente presencia. Frente al estadio de batalla Mont'yr había una estatua de mármol de seis metros de altura que representaba al Comandante O'Shovah vestido con su Armadura Crisis y empuñando un rifle de plasma que apuntaba al cielo. Mientras todos los guerreros del imperio la observaban, O'Shaserra se giró y disparó con uno de sus sistemas de armas a la estatua, rompiéndose esta en mil pedazos.
Mientras el polvo de mármol se iba asentando, O'Shaserra empezó a hablar de las nuevas campañas, de los deberes de cada uno de los guerreros del fuego y del honor que alcanzarían si seguían la senda del Tau'va. Aunque muchos se soliviantaron por la destrucción de un lugar sagrado para los guerreros del fuego de Vior'la, nadie dudó del valor y la elocuencia de O'Shaserra después de aquello.
En solo un mes, la Cruzada de la Tercera Esfera había dado comienzo y, bajo el inspirador liderazgo de O'Shaserra, el imperio tau se expandía. Ahora que el Imperio tenía su atención puesta en otro lugar y que las amenazas orka y tiránida habían sido contenidas temporalmente, las colonias tau y los equipos de pioneros llegaron hasta los sistemas periféricos del Golfo de Damocles, de la Fisura Perdus y mucho más lejos aún. Aunque la invasión del espacio del Imperio de la Humanidad fue menor, los Tau establecieron colonias en al menos cinco sistemas de la Tercera Fase que conformaban un halo alrededor de los planetas que ya controlaban. Ahora que la Comandante O'Shaserra se ha puesto al mando de los ejércitos Tau, parece que la sombra de O'Shovah ha desaparecido del todo, aunque todavía se ignora su paradero.
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